Mi semana (Lo vulgar, Margaret Thatcher y el circo)

Lo vulgar. Pareciera que siempre estuvo allí, esa cosa. Te bebes un “chupito” de esos que dan en los restaurantes chinos, y aparece en el fondo del vaso con forma de ojo de pez saltón una mujer sonriente y con los pechos descubiertos. Hasta hace poco, del fondo de las aguas del estanque solamente emergía Ofelia, como en un cuadro de John Everett Millais. La lista es grande, tiene piernas y te persigue. Y no sé cómo combatirla. Quizás con ocupaciones, con quehaceres lo más alejados posible a esa vulgar fina capa de crema solar que flota en el mar cada verano. Ponerse menesteroso y envolver lunas con papel de estraza para frenar lo vulgar, o escuchar a Carol-Ann-Duffy hablar de poesía mientras vuelves de un ensayo de un espectáculo de circo.

Para que los que venimos del mundo del teatro donde lo importante es pretender, simular, crear ilusión, el circo nos obliga a conseguir, a que lo que ocurra en la pista redonda ocurra de verdad: un puñal bien clavado en la madera, un equilibrio conseguido, el sonido del látigo que chasquea. Sí, quizás sea esta nuestra escapatoria, rellenar los espacios de altura: altura literaria, altura moral, antes de que el aceite de lo vulgar los unte. Lo vulgar no admite la tensión como algo positivo, ni gusta de equilibrios. Es fofo, fláccido ,ya lo he dicho, flota sin mezclarse sobre el agua, como el aceite. Atrapar un trozo de la bóveda celeste para encerrarla en la carpa del circo, tensionar cuerdas, respirar equilibrios, el más difícil todavía, todo lo que nos cuesta un poco pone centímetros de distancia hacia lo vulgar.

También murió esta semana Margaret Thatcher. De entre todos los “tuits” que leo, hay uno demoledor, perverso, maquiavélico. Aquí está: «¿Cuál ha sido su mayor éxito político?» Cuentan que le preguntaron. A lo que ella respondió: «Tony Blair» Lo escribió Oscar Mateos y hay más sobre ella en su blog. La Thatcher, que sopló como nadie contra las instituciones que nos protegen del vendaval de la historia. Ella, experta en atomizar la sociedad, en desarmar solidaridades y deshacer tejidos dijo que, con un poco de hambre y frío, se trabajaba más y mejor. “There is no alternative” (No hay alternativa) proclamó. Creyó en la iniciativa privada porque el dinero generaba ideas. Se ha ido con unos funerales pagados por ese mismo estado que se empeñó en desmantelar.

Y se fue también José Luis Sampedro, adjunto esta carta de puño y letra apoyando a la gente del Cabanyal de Valencia. Coincidí con él en una lectura de teatro en la SGAE de Valencia, llegó y se sentó a escuchar. Altura Sampedro. Y la república, 14 de abril, último día de esta semana pasada. Un apunte. El Ateneu Enciclopèdic Popular en 1902, concebido por un grupo de tendencias republicanas y obreristas tenía más de 25.000 socios mientras que el F.C. Barcelona, ahora templo de reivindicaciones, tenía 3.000. Fue una escuela nocturna de estudios mercantiles y de idiomas. Misión: orientar la vida ciudadana enriqueciéndola culturalmente. Allí se reunieron Lorca y Margarita Xirgu para dar un recital, el más emocionante de su vida en palabras de Lorca. El estudio de la vida obrera puede ser otro de nuestros quehaceres, además de la poesía, los puñales voladores y el látigo que entra en la pista como si de una boa se tratara.

Jorge Picó.

14 Abril de 2013.