Un antiguo alumno del Col.legi del Teatre de Barcelona me pide una nota sobre venenos y el teatro y gracias a él recupero unas cuantas Aquí están.
Friedrich Dürrenmatt Problemas teatrales
3 / març / 2011 a les 19:44
«Cuando presento a dos individuos que toman café y hablan del tiempo (…) aunque lo hagan con el mayor ingenio, eso no constituye todavía una situación dramática ni un diálogo dramático. Falta el añadido de algo que dé a su palabra un carácter singular, dramático, como de doble fondo. Cuando el espectador sabe que en uno de los cafés hay veneno, o en los dos, de modo que el diálogo resulta una conversación entre envenenadores, ese recurso convierte el tomar café en una situación dramática, de la que surge la posibilidad del diálogo dramático. Sin el agregado de una tensión especial, de una situación especial, no hay diálogo dramático». (quadern de notes de direcció de La Visita de la vella dama).
30/40 Livingstone
2 / novembre / 2011 a les 00:06
Llevamos todo el día ensayando y probando varios finales para la obra. Efímeras conclusiones: el escenario es como un filtro o una batidora que tritura lo que no sirve; aunque venga vestido de «bonita idea». Para filtrar o moler hace falta tiempo, un lujo en la producción teatral, y no apretar demasiado las tuercas, así todo se puede volver a desmontar. A veces no es el escenario, es simplemente que sólo puedes llegar tan lejos como caminan tus actores. A Sergi, si estamos perdidos siempre le puedes pedir «hazme reír». Es un grito desesperado, lo sé, pero lo puedes verificar si tu diafragma sube y baja rápido. En una obra trágica hay más excusas, con el humor no, sino hace reír o sonreír has fracasado. Todo esto deberá comprobarse mañana en la sala de ensayos. Eso sí, los mensajes secretos se siguen autodestruyéndose en cinco segundos y la fiebre sigue igual de exacta. ¡Benditas certezas!
¿Para qué sirve el teatro? (uf, preguntita…)
20 / agost / 2011 a les 18:02
El teatro sirve para exagerar. Cuando un pescador abre los brazos, y exagera, para explicar cómo era el pez que pescó, nos está hablando más de la emoción que sintió al pescarlo que del tamaño real del pez. La explicación es del filósofo español Santiago Alba Rico. El trabajo del actor está hecho de exageraciones. Las cualidades humanas se miden en cantidades. Porque sin medir no podemos sentir: «¿cuánto me quieres mamá… pero cuánto?» Queremos cantidades y aquí hay hoy en día otra resistencia que nos propone el arte: hoy todo es incommensurable, astronómico, enorme, hoy todo es cifra y el teatro es, ante todo, un ritmo que mide. Las indicaciones a los actores son medidas que les damos para poder ocuparnos de las cualidades humanas. “El personaje camina con pasos pequeños» O «Mira a los ojos más tiempo» Actuar es el arte de la exageración sutil, actuar es intentar medir la condición humana. El silencio en teatro es la goma de borrar en un mundo llleno de cifras, datos y estadísticas» (nota para la conferencia en la Universitat de Lleida, noviembre 2010)
El actor y los objetos
5 / juny / 2011 a les 23:26
Sánchez Ferlosio contaba que cuando su hija era pequeña al abrir una manzana taladrada por gusanos dijo que tenía “tuberías”. Explica Fernando Savater que esta ingenuidad no revela una torpe equivocación sino la asociación fulgurante entre significados, una especie de click automático, como un chispazo, que busca abrir un camino expresivo a mayor velocidad que la que se emplea en aprender vocabulario. Trabajar con objetos es tender puentes a la velocidad del relámpago entre las cosas, igual que hacen los niños, atando ideas con hilos muy finos y procurando que no se vea el nudo. El primer paso es percibir cómo nos afectan los objetos, qué relación íntima establecemos con ellos; es interesante comprobar que el razonamiento frente a las cosas tiende a dividir y el sentimiento unifica. Por eso hay artistas que se conmueven delante de ciertos objetos y los escogen para actuar con ellos, hay que elegirlos bien, ¡igual que un reparto para una obra de teatro! Todo cuenta: desde la forma hasta el material de qué están hechos, (un diseñador británico observó una vez que los materiales utilizados en la construcción de las casetas de espera de los pasajeros afectaba a la forma en que reaccionaban los gamberros) y la función que deben cumplir (conservar, decorar, proteger, fabricar, etc) la olvidaremos y le daremos un uso escénico, por tanto metafórico. Los objetos son apoyaturas para una ensoñación. También tocaremos un poco los materiales (papel, plástico, etc), gran fuente de inspiración para el actor. Philippe Genty siempre explicaba que “los materiales hablan y hay que saber estar a la escucha”
(nota para el diplomado del teatro en la Educación, Universidad de València, profesor Jorge Picó)
Copenhagen de Michael Frayn
30 / març / 2011 a les 14:03
Aquest divendres m’han convidat al Teatre Kursaal de Manresa a introduir Copenhagen de Michael Frayn als espectadors. La peça, una obra mestra, a banda de tocar d’un dels gran fets del S.XX, la creació de la bomba atòmica (l’altre gran fet, poc tractac als escenaris,és la fam) ens commou perquè es sustenta en algo molt humà: tots tenim projectes, grans o petits, i tots volem dur-los a terme. Igual que fan Nils Bohr i Werner Heisenberg, els dos físics protagonistes de l’obra.
Misión del teatro público
1 / febrer / 2011 a les 20:16
Teatreros, público conocedor, oigan a Michael Billington, hablando de la obra «The National Health» de Peter Nichols estrenada, bajo presión de censura, en el Old Vic en 1969, y miren la programación de los teatros públicos de su ciudad: «This was the National doing what it does best: putting is considerable resources towards a public examination of the nation’s health» («Aquí teníamos al Nacional haciendo lo que mejor sabe hacer: poner sus considerables recursos al servicio de un examen público del estado de salud del país») El director artístico que defendió la obra en cartel fue, Laurence Olivier.
Ultimos retoques al Príncep de Wilde, Lleida.
21 / gener / 2011 a les 13:48
¿No será esto de hacer teatro buscar gestos ya olvidados, pero que son patrimonio de todos? ¿No será exagerar honradamente? Buscar que las cuerdas vocales vibren, que los sentimientos sean atléticos y no empalagosos, forzando a los actores a inventar formas humanas que se alejen de lo cotidiano; y sobre todo un grupo que se pone de acuerdo en una ilusión y convoca a unos cuantos para que vengan a verla. Somos pocos los del teatro, pero venimos desde Grecia.
Cuando te creas que sabes dirigir, pellízcate…
6 / gener / 2011 a les 00:08
Dirigir es pedir que lo imiten a uno, vara en mano, igual que cuando la letra con sangre entra. O es dar algunas consignas, no necesariamente brillantes, y vigilar a los actores en espera de que algo ocurra. O es pensar en voz alta, confiando en que las palabras inoculen virus, y los personajes enfiebren. También puede ser un instante, silencioso, donde atrapas algo, en perpetua fuga, igual que cuando se escribe en la arena y llega una ola; y vuelves a empezar.