30/40 Livingstone en el Off Avignon

Crónica desde Avignon: el póster del Festival

El arte del teatro alcanza su plenitud de significado cuando consigue ensamblar y unir

Jean Vilar

Uno de los placeres más intensos de mi época de director del Teatre Principal de Vilanova i la Geltrú era el trabajo sobre la comunicación de la temporada que realizábamos con Bildi Grafiks. El trabajo con Martí Ferré y Agnès Simon, sus fundadores, era el siguiente: yo hablaba de las razones por las cuales había escogido tal o cual espectáculo: por temáticas, por autores, reuniendo artistas con denominadores comunes a la hora de entender el teatro, como un viaje… Ellos escuchaban y luego llegaban con una propuesta que siempre recogía, enriqueciendo, lo que yo les había contado. Desde entonces los pósters en teatro tienen para mí otra dimensión, son una declaración de principios, un diálogo visual entre la forma y el contenido. Le ponían rostro a un teatro que buscaba una identidad. Este año el del Festival de Avignon es un guiño, y creo que algo más, al que utilizó en 1954 Jean Vilar, su fundador. También el espectáculo inaugural, Le Prince de Hombourg, que no se montaba desde Vilar. No conozco a Olivier Py personalmente pero me parece, por las entrevistas y declaraciones leídas, que está activando el nervio histórico de la memoria. Y se apoya en Vilar quien defendía un teatro accesible a todos: “el arte del teatro alcanza su plenitud de significado cuando consigue ensamblar y unir” Tiene delante, y en esto le apoyo totalmente, escapar del festival como una vitrina comercial de exhibición de espectáculos, recuperar, son palabras suyas:”una comunidad de espíritu que se reúne el mes de Julio para aprender a ser políticos bajo la luz de la poesía, en la luz del pensamiento y del teatro” Lo leo y pienso en un director obrero, que quiere repolitizar el teatro y que tiene delante suyo a los técnicos del Festival reivindicando condiciones laborales hasta llegar a la huelga si hace falta. Sí, un director obrero, ¿Por qué no?, Guillermo Rovirosa explica que es un error definir a la clase obrera en función de sus actividades profesionales o recursos económicos, es más bien, y aquí entra Vilar ayudando a Py, una actitud interior frente a la vida. Vilar en actitud de rebeldía contra el capitalismo, o si os suena fea la palabra, contra ese sistema que no nos deja tiempo ni para jugar con nuestros hijos. Dice Rovirosa que la mentalidad de la clase obrera puede determinarse por las características siguientes (entre otras de menos importancia):

1º. La solidaridad. El que pertenece a la clase obrera no tiene ya el complejo de evasión sino que se solidariza con los males y las miserias de los trabajadores, y los hace suyos.
2º. La angustia. Manifestada por un deseo muy firme y acuciante de sobrevivir primero; de personalizarse a continuación; y finalmente por la exigencia de provocar un cambio social.
3º. Espíritu revolucionario. Al menos en el sentido de que los “parias” de hoy deben se elevados a la categoría de ciudadanos, con acceso a la vida pública, y contando con la necesidad de acelerar el progreso social.

Olivier Py afirma que sin el Festival el ascenso del Front Nacional Francés, ése partido que dice que los franceses primero, sería más acusado. La primera cuestión del festival es el público, las tarifas, el público de mañana y, con sentido de estado y sus obligaciones, la tarea que tiene el Festival como motor de educación popular. Bienvenidos sean los pósters de 1954 y del 2014 si sirven para activar recuerdos peligrosos y liberadores. Me voy a preparar las cosas que hoy tenemos la tercera función.