Otelo la noche y Desdémona, el día. Imagino que por eso la visten de blanco pureza. Este fin de semana fui a verla a sagunt. Me encanta este Festival, llevo varias este verano. Hasta ahora lo que más me ha gustado es subir la cuesta y perderme entre la piedra para buscar mi asiento. Mérida no tiene esta subida. El espectador sube y los héroes en el escenario caen. Ritual necesario. También sabes que la obra por muy mal que esté montada el texto resiste y puedes ir a trabajarlo igual que un informe en la oficina. Esta resiliencia de la obra de arte se la oí a Victoria Camps hace unos años. Coges la novena, la tarareas, y por aunque desafines te la reconocen. Pero Otelo, el moro de Venecia. No va de celos, que los hay, ni del maltrato femenino (el respetable hablaba de violencia de género a la salida, también muy hermosa, por detrás si has pagado en la Cávea B) Va de una caída, tema recurrente en Shakespeare. Una caída política. La de Otelo. Otelo desciende y desciende, como Lear, como Gloster, como Macbeth. La forma de lucha política más eficaz es destruir moral y de imagen al líder (Manuel Castells dixit) Insertar negatividad, limar vínculos de confianza. A esto se dedica Yago. Y con esta idea motriz pues cerré los ojos a ratos, y pensé en la redes sociales y en Yago. Yago… quién lo pillara… un Donald Trump manierista que con sus tuiters verbales extiende una mancha difícil de quitar: el bulo. Yago diseminando información gráfica y visual a lo largo de toda la obra. Trabajando en red, como una araña tuitera:
Yago (…) y una red construiré, con su propia virtud,
donde todos queden atrapados
Dañando el binomio honor/reputación, tan ambiguo. ¿Nos importa hoy la reputación pública? ¿Acaso no votamos a los nuestros, sin honor y corruptos, pero a los nuestros?
Yago (…) ¡Reputación! ¿Para qué sirve? Consíguese sin más mérito y piérdese sin merecerlo…
Cassio Mi honra, mi reputación… He perdido mi nombre, lo que más preciado me era, lo inmortal. Ya soy como las bestias… ¡Yago! ¡Mi nombre! ¡Mi reputación!
Otelo, la tragedia donde Yago consigue colonizar las palabras…
Yago Resultáis muy severo como moralista: considerando el momento, lugar y circunstancia en la que este país se halla (…)
Esta la podéis tuitear. Seguro que os encaja si en alguna conversación si habéis bajado al fango de las redes sociales.
¿Otelo para qué quieres datos, el pañuelo de Desdémona, si lo que más convence son los mensajes emocionales? Para Otelo la incertidumbre es la única verdad fiable mientras va cayendo.
Yago (…) Feliz es el engañado
que acepta su destino y desprecia a quien le robó
su honra. Infortunio tiene quien ama, sin embargo,
Y además sospecha; quien sospechando, ardiente ama.
Apagado el tuiter de Iago, a Otelo no le salvarán más que las bellas palabras. Intenta recomponerse y escapar de la red arácnida en que le metió Iago, embelleciéndose por dentro.
Otelo (…) hablad de mí tal como soy. No excuséis
ni agravéis mi culpa por rencor. Hablad
de alguien que amó torpemente, pero amó demasiado.
Todos mueren, nadie gana. Las grandes tragedias necesitan sangre. Quedan las palabras y el uso que hacemos de ellas. La huella digital de Yago es alargada,