Maldita sea tu alma, teatro (una conferencia en la University of North Florida)

La primera noticia que tengo de mi viaje a Florida es que no hay
servicio público para ir del aeropuerto a la universidad. Taxi, sí.
Pagando, también. ¿Qué va a pasar en un país así cuando no haya
gasolina? ¿Debería empezar hablando de esto antes de empezar la
conferencia? ¿Tiramos del hilo a ver qué hay detrás?¿O me callo, doy un
rodeo, y empezamos por el teatro, que es como un traje que me he ido
cosiendo con los años para poder cuestionar a los que mandan? ¿Porqué
los odiamos tanto, a estos chicos? ¿Y cuál es el antídoto?

El
mío es llevarme en la maleta Walden o la vida en los bosques de Henry
David Thoreau, quien, como sabéis, elaboró una teoría sobre la
desobediencia civil y se negó a pagarle los impuestos a un gobierno al
que desaprobaba moralmente. “Haced que vuestra vida sea un contrapeso
que detenga la maquinaria”, escribió. Me parece más elegante, elegante
para el alma, dejar que sea uno de los suyos quien les cuestione. La
otra posibilidad, para compensar, no sé quién pueda pagarla, a mí me
invita la Universidad de Florida, es mandar a un americano hacia España,
que podría ir a dar una conferencia sobre teatro y se preguntara hacia
sus adentros: ¿porqué copian lo peor que tenemos, estos españoles? Y
ahora ya me pongo el traje, que se descose a menudo, y os hablo de
teatro.

Damn your soul, theatre/ Maldita sea tu alma, teatro
(Una conferencia sobre actuación en teatro.)

If is not political, then is not theatre

“¡**** no se ve nada! ”Cuando se apaga la luz y nos quedamos a
oscuras, solemos maldecir, sobre todo si tropezamos. Ensayar en teatro,
generalmente, es apagar la luz del sol, meterse en una sala, si tienes
suerte bien iluminada, e ir tanteando hasta volver a ver la luz. Es
pasar un tiempo a oscuras hasta llegar a ver. En el relato de Apuleyo,
Psique ama siempre a oscuras a Eros y acaba pagando el buscar la luz
para verle la cara. Me mató descubrir que en griego “psique” significa
tanto “mariposa” como “alma”. Mariposas confundidas ensayando en busca
de la luz, quizás cuelgue este cartel en la puerta de la sala de
ensayos, cuando no quiera que entre algún productor a incordiar. Teatro y
oscuridad. Los orientales dicen que cuando empieza a disminuir la
visión material aumenta la espiritual. Oscuridad de los ensayos que
conlleva algún pequeño golpe, soportable, que produce dolor y que hace
que maldigamos nuestra suerte. Sufrimiento, un poco, justo el necesario
para tener compasión. Sin sufrimiento propio es difícil entender el de
los demás. Además es lo contrario a la anestesia, el letargo o si lo
prefieren la cara de tontos que se nos está poniendo a todos con este
neoliberalismo de bombilla encendida. Mi ciudad, Valencia, en España,
gobernada por una alcaldesa de derechas, Rita Barberá, sufre de
contaminación lumínica, de tanta farola encendida. Yo no hablo de
defender la oscuridad amiga de las tinieblas, sino la oscuridad de los
ojos cerrados para pensar. El teatro es todo lo contrario a un reality
show televisivo. Cuando llegan las cámaras a tomar una imagen de una
obra de teatro los camarógrafos siempre dicen lo mismo: “un poco más de
luz, que es para la tele” En la televisión se pone la cámara, necesitas
luz para filmar, atrapar la realidad, y por cierto lo que se suele
atrapar en estos programas es que la convivencia es muy difícil, casi
imposible, “somos así”, parece decirnos la cámara. Un ensayo intenta ver
cómo somos y apunta cambios y contradicciones. La actuación maneja
relaciones humanas y cómo inciden las circunstancias en las personas.
«Nos gustaría ser buenos y no tan groseros, si tan sólo las
circunstancias fueran diferentes» dicen los personajes de La ópera de
tres centavos de Brecht. Este recogimiento que implica el ensayo teatral
te lleva a inventar la realidad para exponerla claramente, te empuja a
ocuparla a codazos para provocar un período de reflexión y análisis. Es
un acto político. Los ensayos, que necesitan de una cierta penumbra y
recogimiento, se dedican a esto. Imagino que las velas que iluminaban
los ensayos y las obras de Molière o Shakespeare obligaban, como la
niebla cubriendo un paisaje, a agudizar más la atención, a terminar la
realidad que se mostraba en el escenario. Con demasiada luz, observen un
plató de televisión, corremos el riesgo de ver demasiado pronto o de
deslumbrarnos. Hay que pasar por un período de penumbra, de
incertidumbre en los ensayos, para terminar viendo. Los italianos, más
italianos ellos, le dicen prova a ensayar. Hay dos formas bastante
claras de “provar” en teatro: horizontalmente y verticalmente. En esta
conferencia me propongo establecer relaciones entre estos dos ejes: el
eje horizontal y el eje vertical, la mariposa o alma del teatro, si es
que la tiene, maldita sea, y mis puestas en escena. Como dice Thoreau
las leyes físicas se hallan en correspondencia con las morales.

La escena como una página en blanco. El actor como un lápiz

Mi primer gran apagón junto a Eros fue en la escuela de Jacques Lecoq
de París. Nos dieron de tarea inventarnos algo, no muy largo, de unos
cinco o seis minutos, bajo esta consigna: “un lugar y un
acontecimiento”. Vale la pena detenerse un poco en esta ecuación tan
sencilla. La ceguera estuvo en pensar que un espacio sólo podía ser un
bar, la piscina municipal, la oficina del presidente de Estados Unidos…
nunca pensé que el primer lugar posible era ¡el espacio mismo! Basta con
recordar la idea de Peter Brook “I can take any empty space and call it
a bare stage” El gran mérito para mí no es que esté vacío, como muchos
destacan, sino el bautizo de cualquier espacio como teatral. El
acontecimiento más sencillo, sigue Brook, sería atravesar caminando este
espacio mientras alguien mira. “A man walks across this empty space
whilst someone else is watching him, and this is all that is needed for
an act of theatre to be engaged” Lo que nunca he tenido tiempo de
preguntarle a Brook es: ¿sabe la persona que camina que le están mirando
o no hace falta? Cuando enseño digo “a partir de esta línea es teatro y
cuando estás fuera ya no” Aparentemente no pides mucho: se trata de
cruzar la línea y que la vida se haga teatro. Si caminamos, y hay pocas
cosas tan difíciles como caminar en escena, el recorrido es la línea
horizontal, el cómo me desplazo sería la línea vertical.

Jorge se mueve

Lecoq hablaba de la diferencia entre el discurso (lo horizontal) y la
palabra (lo vertical). El discurso sería el ir de un sitio a otro, y la
palabra es cómo efectúo ese desplazamiento. Ejemplo:

“Estamos aquí reunidos como cada domingo para escuchar la palabra del señor” (discurso)
“ Esta es mi sangre y este es mi cuerpo” (palabra)

Mi trabajo en los ensayos consiste en privilegiar la línea vertical a
la horizontal. La palabra frente al discurso. No fascinarse por la piel
sino ver cuáles son las heridas. Para eso nos ha costado tanto tiempo
el caminar erectos, somos verticales desafiando la gravedad. Cuerpos
encarnando palabras (to embody the words) En escena hay una tendencia,
sobre todo cuando improvisas, a que las cosas se vayan desenrollando,
como una alfombra, ocupando el espacio: las palabrería acompaña a la
palabrería, los aspavientos (que es la gran confusión del gesto) a los
aspavientos y el espacio se cubre de una segunda capa que no añade mucho
más al propio suelo. Lo que buscamos es relieve, profundidad, a partir
del “humus” latino brota lo humano, la humanidad. Por eso me conmueve
tanto la historia de Júpiter mirando el barro moldelado por Inquietud.
Una pasta terrosa que va ganando en altura y volumen a medida que se
moldea, un barro que el Teatro, me gusta pensarlo así, va puliendo y
dándole una “psique”, ahora “aliento”, otro de sus significados. Una
idea es profunda y humana no porque suena a complicada o difícil de
entender, más bien porque es capaz de cambiar estructuras existentes.
Creo que está tendencia a llenar el escenario de aspavientos, pantallas
de vídeo, discursos y luces tiene que ver con la suma, una tendencia muy
respetada últimamente por el poder. Sumar es equivalente a acumular, a
ganancia, pero en escena es más difícil restar. Y más interesante. Más
adelante trataremos este tema, el de la resta, en un espectáculo Chair
de Papillon
que dirigí en el año 2001 en Lyon, Francia. La mayor parte
del tiempo un director se la pasa descartando posibilidades, suprimiendo
gestos, filtrando intenciones. Los actores, sobre todo cuando
improvisan, tienen miedo al vacío, a no proponer nada y estar a la
escucha; tenemos el resorte de la producción metido en el cuerpo, les da
miedo estarse “en ayunas” en el escenario. Somos hijos de nuestro
tiempo y la tendencia es convertir el escenario en un supermercado de
propuestas, las ideas se acumulan creciendo en horizontal: es el tiempo
de las grandes superficies. De nuevo lo horizontal. Producir en
abundancia es un falso espejismo para ganarse al espectador, que sería
en términos económicos, el mercado.

El humor como defensa

Más líneas verticales. Si recorremos la línea que es nuestro cuerpo
tenemos, de arriba abajo, la cabeza (el mundo de las ideas), más abajo
el pecho (las emociones) y la pelvis (el sexo) y los pies, que sujetan
como pueden todo el tinglado.

Jorge se mueve

Muchos actores en los cursos gustan de descalzarse para sentir más la
tierra. Para Damien Bouvet, el actor de Chair de Papillon, ir descalzo
es volver a la infancia. Es interesante, y sería tema de otra
conferencia, ver qué autores escriben con una parte del cuerpo y quienes
escriben con el cuerpo entero. Lo mismo ocurre con los actores, los hay
que están en la cabeza cuando actúan, otros se emocionan, sacando
pecho, sin que esto suponga emocionarnos a nosotros, y algunos
privilegiados actúan con el cuerpo entero. Se suele decir que es un
actor muy “orgánico”, claro, usa todos sus órganos. Otra evidencia es
que las líneas se pueden torcer, agrandar, disminuir, comprimir,
dilatar, abrir, cerrar. Por ejemplo si observamos el personaje de
Charlot
vemos que sus pies están abiertos, como las diez y diez en un
reloj, y los hombros cerrados.

Jorge muestra

y si nos vamos a la forma de caminar de Jacques Tati nos da risa que antes de avanzar dé un pequeño saltito reculando.

Jorge muestra

¿Por qué? Porque hacer reír consiste en intentar que cosas muy
distantes, casi inconciliables vayan de la mano. Lo divertido es tener
que ir hacia detrás antes de avanzar. Divertido y toda una lección. Para
avanzar tenemos que retroceder. Por eso las parejas cómicas tienen
tanto éxito, suelen ser individuos que no tienen nada que ver que siguen
juntos “a pesar de”. Es cierto, como dice Freud, que al hacer humor
alejamos posibilidades de desarrollo afectivo en una situación. Pero es
una defensa. A mí me gustaría empujar a ciertos políticos, algunos
banqueros e hinchas de fútbol y sus intenciones a un barranco para que
almorzaran allí y no salieran en una temporada. Pero no tengo ningún
barranco a mano y empujo muy mal. Consecuencia, hago humor. Por eso el
buen humor siempre está contra el poder. ¿Se puede hacer humor de todo?
Aquí hay un gran debate pues no a todos no hace reír lo mismo. Bueno yo
creo que te puedes defender con humor de la gravedad, la injusticia y
las almas feas. La primera obra de ring de teatro, Joe Zárate te
necesita
nació al ver la imagen de Jose María Aznar, nuestro presidente
de derechas en el año 2003 y ahora asesor de Rupert Murdoch, poniendo
los pies en la mesa junto George Bush. Como no pude empujarlo a ningún
barranco para que almorzara, nadie me lo presentó, escribí una obra de
teatro con Alfonso Amador. Hablaremos de ella en la última parte de la
conferencia, la obra fue una defensa a través del humor ante la soberbia
de este ex-presidente. También creo que es más difícil hacer humor si
no hay verdad. La fórmula nos la sirvieron hace tiempo: la comedia es
verdad y dolor. La verdad sería la línea horizontal que sostiene una
situación y el dolor la vertical: al arriesgarnos mayor cantidad de
dolor conseguiremos un humor más profundo e inteligente.
La gran línea vertical que sujeta la escena, y por donde transitan todas
las voluntades humanas, es la que va desde la tierra (a veces el
subsuelo, de donde salen los bufones) hasta el cielo (desde donde nos
miran los dioses). La tragedia es una línea vertical (el hombre) que se
fractura. Es imposible vivir una tragedia de pie, te astillas y caes al
suelo o te repliegas como un feto y buscas el suelo. El drama sí se
puede aguantar de pie. Hay un movimiento que aprendí en la escuela de
Lecoq
, llamado el discóbolo, que es un análisis de cómo se lanza un
disco en la antigua Grecia que traza muy claramente esta relación entre
el cielo y el suelo.

Jorge muestra el discóbolo

Actuar es traducir imágenes insólitas en escena.

Y ahora quisiera conectar los expuesto anteriormente con mi propia
práctica escénica, hablemas de las ya mencionadas: Chair de papillon y
Joe Zárate te necesita.

Chair de Papillon nace del comentario de la hija de su creador a su
padre, cuando tenía 4 años: “On est que de la viande papa! (We’re just
flesh, daddy)” Y es la prueba de que el público asiste al teatro para
ver transformaciones. Damian y yo siempre preferimos hablar de
metamorfosis. La obra es una deconstrucción de los cuentos de infancia
empezando por Papa Noel, Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta y
termina con una mariposa que busca la luz de una bombilla eléctrica,
como en el capítulo “La mariposa y la bombilla” de El tambor de hojalata
de Günter Grass

Diferentes imágenes de Chair de Papillon

Damien y yo siempre empezamos de la misma forma. El se pone delante y
me explica qué quiere actuar. Yo le miro como el escultor que ve la
escultura dentro del bloque de piedra que tiene delante o como el lápiz
delante de la hoja en blanco. Mi trabajo es ayudarle a traducir las
insólitas imágenes que propone. En el caso de Chair la línea vertical
era la siguiente: empezaríamos con Papa Noel arrastrando un ataúd
(sustitución del trineo por el ataúd) el ataúd se abriría y cavaría
tierra de dentro (al final cavó juguetes) y sabíamos que una mariposa
revolotearía una bombilla al final. Lo de en medio no estaba tan claro.
Iríamos del subsuelo hasta lo aéreo. La gente nos pregunta si la
bombilla simboliza a Dios y nosotros no lo sabemos, sabemos que da luz.
También éramos conscientes de otro hallazgo: el Papa Noel era un volumen
al que le restaríamos peso, un personaje que siempre entra a oscura en
las casas y un insecto que busca la luz. Íbamos a pasar del vestuario
teatral, del artificio, de un volumen enorme (tenemos que usar tres
secadoras de mano después de cada espectáculo para secar el sudor del
actor) a la piel humana, la carne de Damien. La obra era un combate
contra la gravedad, era un quitar peso, porque el humor también es eso,
quitarle peso, hierro a las cosas.
Cuando trabajas con alguien con tanto talento como Damien el sentido de
las cosas va apareciendo poco a poco, durante los ensayos y el riesgo
que corremos es el de producir imágenes impactantes como estas:

More images about Bouvet’s work

E hipnotizar sin llegar a darle sentido a la obra. Su trabajo se
dirige a todos los públicos y varias veces hemos tenido problemas con
los maestros, y alcaldes de las ciudades donde vamos porque consideran
que el contenido no es para niños. ¿Y por qué ríen y aplauden junto a
sus padres les preguntamos nosotros? Igual que con la bombilla, no nos
acaban de aclarar bien.
Joe Zárate te necesita, posterior a Chair y la primera obra de ring de
teatro fue, afortunadamente para la compañía un fracaso comercial, no
hay nada peor que empezar una compañía de teatro con un éxito, que es la
fatiga de querer estar siempre iluminado, y surgió de un contexto
determinado: la invasión de Irak por los Estados Unidos de América con
el consentimiento del gobierno Español de la época. Al principio quise
titularla Diario político de las partes del cuerpo pero no supe qué
hacer con el título y opté por el personaje de Zárate, un trasunto de
nuestro expresidente Aznar, que vivió su momento de luz y esplendor al
poner los pies en la mesa junto a su presidente en el llamado trío de
las Azores

Image of Aznar resting his feet on the table

y que al empezar por la zeta, pues se convirtió en la historia de
cómo el último de la clase, que descubre una bomba de niño, llega a ser
presidente de España y justo cuando lo va a conseguir, de nuevo
metamorfosis, se americaniza y un día despierta hablando inglés y cachea
a su mujer, como en un aeropuerto, cada vez que siente deseos sexuales
hacia ella, camina como un rapero del bronx y solamente se alivia cuando
le recitan fragmentos del Quijote. La obra, que escribí junto al
director de cine y documentalista, Alfonso Amador, empezaba con dos
actores haciendo inventario de los objetos que habían en escena y
terminaba con tres astronautas plantando la bandera de estados unidos de
América en la luna, que es lo que el gobierno americano suele hacer
cuando una guerra se tuerce, como ocurrió en la del Vietnam y como en el
2003 parecían reactivarse los intentos de pisar la luna por la
administración Bush.

Images of Joe Zárate te necesita

La obra, justo cuando Zárate llegaba casi al poder, se interrumpía,
al público no le aclarábamos por qué y en un giro inesperado Zárate
sufría un interrogatorio sobre la propia obra y terminaba torturado. La
presentación de la obra coincidió con las famosas imágenes de abusos y
tortura por los militares estadounidenses en la cárcel de Abu Ghraib.

Me gustaría terminar insistiendo en esta especie de geodinámica
teatral que os he propuesto con las líneas. El miércoles de la semana
pasada tracé, en un solo día, una línea que iba desde la última
ecografía de mi primer hijo antes de nacer, que parece muy a gusto, a
oscuras, en el vientre de su mami y en el otro extremo de la línea tuve
que velar y enterrar a mi amigo Rafael Romero Zúnica, cómplice de ring
de teatro
desde su fundación. Me desplacé por carretera,
horizontalmente, no me gusta conducir, desde Barcelona (lugar de la
ecografía) hasta a Valencia para velar el cuerpo y enterrarlo y aunque
el verdadero viaje se produjo en vertical, un movimiento interno, lleno
de preguntas y de músicas varias que uno intenta afinar, reconocer. Ya
ven, así somos los del teatro, intentado crear líneas con un lápiz
prestado  y mordido por la infancia, entre el misterio de la vida y las
reglas del juego teatral, maldita sea
More...