Cuaderno de dirección On est pas d’ici.TRES

Por fin una sinopsis de On est pas d’ici. Salvados estamos. Ahí va.  On est pas d’ici es
una mirada sobre tres identidades, tres siluetas cómicas que salen del
armario para mostrarnos tres momentos desconocidos en la historia de la
humanidad. El primer pasaje nos lo sirve Dietmar, un clown alemán, que
intenta decirnos un secreto inconfesable. El segundo es Andreas Solheim,
un pastor del norte de Noruega en plena crisis de fe que intenta, sin
éxito, dejar la Iglesia. Y en el último aparece una inquietante
americana, antigua estudiante de la Sorbonne, cuyo nombre no tiene
importancia, y que nos confiesa sus amores con John Fitzgerald Kennedy y
otros presidentes en la Casa Blanca.

Estos
tres personajes, a pesar suyo, están atados en su destino por la
misteriosa maquinaria de la historia y por un perchero, lleno de trajes y
un vestido, morada de sus sueños.
On est pas d’ici es un desfile de identidades, una obra de intriga y humor, cambios de vestuario, confesiones y asesinatos con almohadones.

Estuvimos ensayando en Riom, nos dejaron un apartamento para
convivir juntos, el resultado es que estás todo el día dándole vueltas a
la creación y también nos dejaron el espacio que tenían para ensayar,
un abattoir, (matadero)… Como llegamos con las dudas sobre la
creación y además allí se mataban animales, pues se habló de que si
tirábamos la toalla pues que tampoco pasaba nada, que qué difícil es
esto de la creación y claro como no sabemos ni siquiera si tenemos
subvención,  qué duro la vida del artista, qué duro… ¿y si lo dejamos
estar? No lo hicimos y trabajamos las tres semanas de ensayos. ¿Por qué?
Porque es una propuesta que se sostiene por el cariño que se tienen los
tres actores, que no paran de discutirse y siguen juntos, en alguna
reunión de religiosos oí que esto era el  ADN de cualquier grupo. Y
además porque nos hemos dado la palabra de que lo haríamos y esto, viva
el siglo XIX, tiene más valor que un contrato escrito. A continuación,
algunas notas apresuradas de dirección.

Basta con poner un objeto en escena,  y excavar sus posibles sentidos para que asomen la cabeza las proposiciones dramáticas. Sirva como receta creativa para cuando duele estar perdido. La
pista la inició  Marcel Duchamp con su urinario firmado, obligándonos a
que generáramos sentido (¿qué hace esto aquí? era la pregunta que nos
lanzó) dándole de paso una patadita al ideal de belleza platónico. A
Trond, y sobre todo a Harry y Heinzi, les gusta bastante disfrazarse,
travestirse, jugar a ser otro, así que me dije: » y por qué no una burra
llena de trajes» Y efectivamente este sencillo perchero nos obligó a
patear alrededor del sentido. Hay veces que se transforma en la
trastienda de una carnicería, donde los tres actores cuelgan como sacos
de carne; otras es lugar de descanso o el armario desde donde saldrán
para confesarse públicamente. Cada traje vivió una historia, los objetos
tienen ADN y están ya connotados antes de interactuar con ellos «nos
hablan»
Los que han hecho cosas buenas y a los hijos de puta, a todos aplaudimos.
¿Por qué aplaudimos? Porque el ruido se ha convertido en una especie de
reconocimiento. A fuerza de aplaudir a Tirios y Troyanos el aplauso no
tiene ningún valor. Se aplaude sin razón, el aplauso llega como una
lluvia y hay que esperar a que pase para no mojarse, podemos llegar
hasta enrojecer la palma de la mano, hace daño… aplaudir, es el tiempo
del aplauso… lo que intentamos es cuestionar esta recompensa
devaluada que es el aplauso, desestructurarla. Aplaudimos el largo
desfile de personajes históricos. Cada nombre, no importa cuáles sean
sus méritos, merece un aplauso. Listas, listas de nombres y apellidos,
un inventario de identidades celébres. Amontonar, tarea humana, pienso
en Canetti y su Masa y Poder, donde habla de hacer montones, inventario de emociones, acumular, producir, producir…

Yo soy… y también soy el que empuja al que dice ser. Basta con concederse una identidad en escena, de pronunciar la frase mágica: «yo soy…» para ser otro. En On est pas d’ici
las identidades proliferan, aparecen y desaparecen. Es un desfile de
identidades. Pero hay que empujar para tener sitio, ¡apártate y déjame
sitio! Es que la población de la tierra aumenta sin cesar y somos
muchos. La identidad es una ecuación dinámica que hace reír. ¿Quiénes
somos? ¿Y qué hemos venido a hacer aquí? La identidad fluye y es
susceptible de sufrir transformaciones. Es una construcción imaginaria
con una parte de ficción muy grande. Nuestro espectáculo es un vaivén
entre el «yo soy…» y «yo no soy…» Los actores encarnan personajes
próximos a ellos y representan a celebridades, en un continuo
malabarismo entre la esfera privada y la esfera pública.

De momento nos han acogido en residencia, y, o, escrito cartas de apoyo.

Alain Mollot, Théâtre Romain Rolland, Villejuif (94)
Emmanuel Plassard, Théâtre du Vésinet (78)
Didier Barrio, Théâtre de la Ville d’Issoire (63)
Jean-Pierre Louis, le «Rexy», Service Culturel de Riom (63)
Didier Vignali, le «Croiseur», Lyon (69)
Marc Jeancourt, Théâtre Firmin Gémier (92)
Ester Nadal, Scène Nationale de Andorra, le «ENA» (Andorra)
Abel Guarinos, Festival du Mime de Sueca, Valence (Espagne)
Festival d’Humour de Mollerussa, Lerida (Espagne)

Gracias a todos.