Lo que hace un director el día del estreno. On est pas d’ici. Cuaderno de dirección CINCO

Depende. Nosotros esta mañana hemos descansado. Ayer hicimos
la obra delante de adolescentes de 15 años y fue bien, muy bien. La
directora del teatro, Brigitte Pellisier respiró tranquila. Los actores
estaban eufóricos en el pequeño encuentro que hubo después. La obra dura
una hora y un minuto, y no nos vamos mucho de tiempos, segundos arriba
segundos abajo. Nos preguntaron si la historia era verídica. Yo les dije
que los personajes existían pero no sabemos dónde están. Lo que hicimos
cuando todos se fueron, fue… ¡terminar de escribir el texto!

Limpiarlo,
ponerle comas, preguntar a los nativos del lugar (aquí se llaman
franceses) si se dice así o asá. Lo cual es una forma de escuchar el
texto en boca de otros. Heinzi es quien lo más necesita, está
acostumbrado a trabajar solo, también dirige, y se permite libertades
que a veces le pierden. Trond está más centrado, hace lo que tiene que
hacer y lo que le piden que hagan, lo que ya es mucho para un actor. Y
Harry es quien más ha hecho subir la obra, como la levadura al pastel,
esta semana, le ha  dado más sentido. Yo ahora me canso mucho viendo los
pases. Es como si actuara con los actores, pero sentado, no puedo salir
a decirles cosas, me doy cuenta de ritmos que todavía no están y noto
cuando los actores se dejan ir demasiado. En fin, ayer pensé en escuchar
la obra desde la sala de reuniones de al lado y no verla. Acompañarla
pero sin sufrirla. Todavía anoto y anoto. Me entreno en anotar sin mirar
el papel, para no perderme la obra. Antes anotaba palabras, pero luego,
al leer las notas a los actores no sabía lo que querían decir. Ahora
apunto frases largas, bien claras, intento captar el sentimiento que
tengo respecto a la obra. Hasta me preocupa que las frases estén bien
escritas. Anoto en mayúsculas cuando le encuentro sentidos nuevos a la
obra que yo mismo he escrito. Hoy a las 16 horas hemos quedado para
hacer una italiana. Por si eres geólogo y no sabes lo que es una
italiana, es cuando los actores pasan texto sin llegar a actuar del
todo, a medio gas. Yo me sentaré enfrente y escucharé. Si puedo indicaré
algún sentido, daré posibles intenciones a la frase, acompañaré. Es
interesante distinguir qué cantidad de información puede almacenar un
actor justo antes de un estreno. Intento dar la sensación, con mi
presencia, de que nada está definitivamente fijado, de que hay que
seguir buscando para encontrar lo que ya tenemos. Se trata de saber que
sabes pero medio olvidando que sabes. Es algo muy delicado, si sales
sólo a repetir lo que ya sabes, todo puede resultar previsible, si
descubres demasiado puede que estés inventando lo que no debieras, lo
mejor es dejar que la vida entre en escena. Antes de ayer filmamos la
obra. No tenemos muchas actuaciones y el vídeo nos permitirá, esperamos,
poder distribuir la obra. El cámara se metió dentro del escenario para
tomar primer planos, insertos, ángulos que desde un plano general no
podría acceder. El pase fue muy interesante, lejos de molestar, el
cámara vivificó la obra, los actores se sentían observados y acompañados
al mismo tiempo. Todo estaba más vivo. Me pregunto si para actuar hay
que invitar a alguien cada vez, puede ser una persona física o un
objeto, una idea: «hoy la idea más importante son las emociones, mañana
el tempo». Cuando uno se esmera con los invitados da lo mejor de sí. Así
deberían ser lo estrenos y el teatro, una fiesta con invitados.

Les dejo, miren la hora, ya debería estar en el teatro…